CRNA GORA (Monte Negro)

Nos costó un poco entrar en Montenegro… una hora de cola y la ecotasa montenegrina, 30 €urazos…

Pero después de media hora de haber pasado la frontera, la espera se vio recompensada: entramos en la bahía de Kotor!

La vista más espectacular nos la encontramos subiendo al verdadero “monte negro” el Mt. Lovćen.. Una carreterita llena de serpentinas que iba subiendo y subiendo hasta llegar a 1.749m!!

Bahía de Kotor

Antes de subir al monte paramos en Kotor, con su centro histórico amurallado lleno de iglesias, placitas y todas esas cosas tan bonitas que ya nos hemos ido encontrando a lo largo del Adriático.

Kotor I

Kotor II

Pasamos la noche del santísimo sábado en Sveti Stefan, que es muy bonito para las postales, pero nada más.

El domingo de resurrección y lunes de pascua los pasamos en Petrovac. El pueblo no es nada del otro mundo, mucha afición a la pesca,

pescando en Petrovac

pero con una playita la mar de tranquila

y con un bosquecillo de pinos que nos dieron cobijo.

Por la tarde nos fuimos al lago Skadarsko Jezero. Es un parque nacional, o eso es lo que dicen, porque nosotros lo encontramos todo bastante descuidado para ser un área natural protegida… y es una pena porque el lugar es maravilloso.

Skadarsko Jezero I

Skadarsko Jezero II

En Virpazar nos encontramos con un personaje de primera, todo un comerciante. Nos quería vender un paseo en barco de hora y media por 30€ cada uno, además del hotel, del bar… el tío no cesaba en su empeño y fue rebajando el precio hasta 25€ los dos!!! No fuimos, ni nos lo planteamos, eso sí nos dejó acampar “gratis” en un trozo de carretera en desuso en el que también había dejado acampar “gratis” a otros caravanitas, ni que la carretera fuera suya!!!!!! Que morro!!! Nos reímos muchísimo!

Cuando nos despertamos, el tío hizo la última intentona, pero nosotros ya habíamos decidido ir a la capital Podgorica a cambiar las ruedas de la nube. En el resto de pueblos parece ser que la gente no monta ruedas nuevas, sólo las compran de segunda mano…

Nada más llegar a Podgorica paramos en un “taller de neumáticos – lavado de coches – hacemos de todo” y nos recomendaron que fuéramos a una tienda en la que a lo mejor podríamos encontrar ruedas nuevas. En un primero momento parecía que allí tampoco las tenían, pero después de una hora y un par de llamadas, llegó un hombre con las cuatro ruedas nuevitas nuevitas. Aquí sólo vendían las ruedas, no las cambiaban. Así que tuvimos que ir otra vez al sitio inicial, donde nos las cambiaron en un momento.