El tráfico en Alepo (17/05) es un caos y llegar al centro toda una aventura. Hay millones de taxis con los parachoques y los intermitentes destrozados, lo cual hace que nos preocupe bastante verlos todo el tiempo a medio milímetro de la furgo…
Metimos la furgo en un parking cinco estrellas y nos adentramos en el centro histórico, que es un laberinto de callejuelas con miles de comercios y gente en la calle.
La mayoría eran locales, la verdad es que no vimos muchos turistas.
Nos impresionaron las mujeres vestidas de negro, completamente tapadas: gabardinas hasta los pies, guantes, velos que tapaban por completo la cara (como hacen para no caerse??). Al principio incluso creíamos que las estábamos viendo de espaldas, pero cuando nos dábamos cuenta de que avanzaban hacia nosotros entendimos que las veíamos de frente…
La gran mezquita fue todo un shock.
Preciosa, con un patio gigante donde la gente se sienta a la sombra a pasar el rato. En el interior la gente reza y lee el corán, otros descansan, todo en un ambiente relajadísimo, que da mucha paz, donde nunca te sientes extraño y te inunda la tranquilidad.
El zoco es el más impresionante que hayamos visto jamás.
Lo venden todo: especias, alfombras, jabones, carne, joyería, pescado, vísceras, frutos secos, ropa, tornillería, pastelitos, herramientas… y muchísima comida recién hecha allí en el medio de todo aquello.
Probamos el mejor falafel de nuestra vida a 25 libras sirias (unos 40cts) y batidos de frutas naturales riquísimos a 25 libras el medio litro. El chiringuito de los batidos era un cubículo de aprox. 1metro cuadrado
donde el hombre preparaba los batidos al momento, rapidísimo, picaba allí mismo el hielo que le traía el “hielero” en bloques de medio metro… todo un espectáculo.
Hielero arriesgando la vida entre el tráfico de Alepo
Por las estrechas calles del zoco circulan, burros, carros-tienda, mini-camionetas que al dar marcha atrás hacían sonar la lambada…
y cada pocos metros también te encontrabas con el aguador.
Haced zoom para ver al Aguador con sus flores sirviendo agua
En el medio de todo este jolgorio están las maravillosas mezquitas y madrassas del barrio, que son el contraste al alboroto exterior.
Tras perdernos varias veces por aquel laberinto fuimos a la ciudadela. Impresiona su posición sobre la ciudad,
el teatro, las mezquitas… nos colamos en un grupo de italianos a las habitaciones interiores llenas de vidrieras, lámparas inmensas, fuentes…
Visitamos el barrio cristiano al día siguiente por la mañana. Todo estaba muy tranquilo, las tiendas no habían abierto todavía. Sólo la panadería estaba abierta y llena de gente.
La arquitectura de esta barrio es muy medieval, con casas de madera, iglesias cristianas, ortodoxas, armenias, sinagogas… todo muy restaurado.
41.886969
12.405373