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България (Bulgaria)

De Bulgaria nos sorprendieron muchas cosas, volver a ver más iglesias que mezquitas, las montañas de bosques tan frondosos, los machacas búlgaros con el cuello más grande que la cabeza, las chicholinas de plásticos en todo tipo de anuncios (desde ordenadores hasta supermercados), los esteroides y “vitaminas” que revenden hasta en las gasolineras… Fue todo un cambio después de Turquía…

El primer lugar donde paramos fue Plodvid (Пловдив) . Una ciudad bastante bonita con una ciudad vieja muy restaurada y de agradable paseo.

Allí nos quedamos alucinados con una chica (Ana) que bailaba descalza en la calle. La música, la gente que pasaba, sus movimientos y el control que tenía de hasta la última célula de su cuerpo nos retuvieron un buen rato mirando con la boca abierta, embobados.

La siguiente parada fue Rila (Рила) . El viaje hasta allí fue toda una maravilla, lleno de carreteritas que atravesaban montañas, bosques y nubes que volaban bajo.

En Rila hay un monasterio ortodoxo con una iglesia repleta de frescos, todos muy graciosos, como si los hubieran pintado niños.

El interior de la iglesia, como casi tods las ortodoxas que hemos visto, era muy oscuro con mucho incienso y con un monje con un mini botafumeiro que daba un poco de medio.

Cerca del monasterio bajaba un río con caminos alrededor por los que no pasa nadie, muy tranquilo, el lugar perfecto para darle unos golpes a la darbuca que habíamos comprado en Edirne.

En Rila conocimos a Luc e Ingrid, unos chicos franceses que quieren llegar con sus bicis hasta el centro de Asia. Su blog: http://selleaventure.blogspot.com/ Tienen fotos espectaculares. Por la mañana antes de de irnos a Sofía y ellos en ruta, Luc nos dejó apañada una de la bicis, que tenía la la llanta de la rueda tan doblada que ni andaba…

Al mediodía llegamos a Sofía (София) . Nos cambió la idea que teníamos sobre la capital búlgara. Era un “martes” tranquilo, paseamos por sus parques y zonas verdes,

también por sus barrios y edificios de arquitectura robusta de la era comunista mezclados con otros más clásicos.

Había tranvías por todas las calles,

vimos sus iglesias ortodoxas, sinagogas y mezquitas.

Y de lo que más nos llamó la atención fueron esas tiendas-sótano que abundaban en la zonas bajas de la calles, donde por el único hueco que se despachan a los clientes, es por una ventana que llega a la altura de las rodillas.

Al día siguiente llegamos a Belogradchik ( Белоградчик) en los alrededores de este pueblo hay un bosque enorme donde asoman unas formaciones montañosas de roca rojiza volcánica, en las que puedes ver todo tipo de formas…

Como última parada en este bonito país, visitamos Vidin (Видин) que es un pueblito a la orilla del Danubio con un paseo “riítimo” encantador. El Danubio se había inundado hacía pocos días y los malditos mosquitos no nos daban ni un descanso. Una vez más pudimos sobrevivir a la noche gracias a la mosquitera de Saru, que ya nos había salvado la vida otras muchas veces.

Gastamos las últimas levas búlgaras en el mercado del pueblo. Compramos fruta, verdura, pan, repuestos para las bicis… Todo baratísimo y en un ambiente muy… como diría Alix: bucólico.