Ya con zapatitos nuevos salimos de Podgorica dirección Albania. Tuvimos ciertas dudas si la carretera que enlazaba los dos países era la principal, tal y como indicaba nuestro mapa porque se parecía más a una carretera de unión entre dos aldeas.
Pasamos la frontera y la cosa empeoró, si pensamos que habíamos pasado por carreteras malas en Bosnia no teníamos ni idea de lo que nos esperaba en Albania.
Entramos por Hotit, y según íbamos haciendo kilómetros a 25 por hora no dábamos crédito: carreteras en los pueblos sin asfaltar, no había semáforos ni señales de tráfico, muchísima gente en la calle, carros con burros llenos de personas, animales domésticos y no tan domésticos sueltos y lo peor de todo, montañas de basura miraras por donde miraras.
Ni con mapa nos aclarábamos para salir de las ciudades, tuvimos que preguntar varias veces. Eso sí, cochazos que te cagas (muchos con matrícula extranjera…) y mercedes antiguos por todos lados (de dudosa procedencia…).
A medida que avanzábamos nuestras ganas por descubrir Albania con la furgo se iban desvaneciendo, no encontramos ni un sitio donde parar y montar el campamento.
Nuestro objetivo era llegar a la costa, pero se hizo eterno.
Había obras en las “carreteras” sin apenas señalización, de repente cortaban carriles de un solo sentido y tenías que intuir por donde continuar, escalones que hacían temblar a la furgo, grietas tan grandes que tenías que salir de la carretera para bordearlas, coches en dirección contraria, gente andando por los “arcenes” y más carros de burros con personas…. Un caos!!! Todos los vehículos con una prisa inimaginable, nos adelantaban en curvas y cambios de rasante sin ningún miedo. Poco a poco iba cayendo la noche y aún sin encontrar un rinconcito.
Llegamos a Durres (antigua capital albanesa) con esperanzas de encontrar un camping, y nada. Se nos cayó la noche y el caos continuaba acentuado por la falta total de iluminación en las carreteras… nos entró miedín!!
Desesperados buscamos algún lugar donde pasar la noche a salvo los tres. Encontramos en el medio de la carretera el hotel “La Perla”, donde nos
La perla
hicieron sentirnos como en casa. Cenamos plato típico albanés, la furgo durmió en el parking, nosotros en una habitación calentitos y todo con una atención estupenda.
El trato fue tan bueno que inclusive por la mañana antes de salir por unos breves instantes pensamos en pasar un par de días más y darle una oportunidad a Shqipëria … pero que va, de nuevo el caos, inclusive peor que el día anterior.
El objetivo se convirtió en abandonar el país lo antes posible pasara lo que pasara, y finalmente lo conseguimos!!
La verdad es que fue una pena atravesar Albania tan rápido, porque vimos paisajes muy bonitos por describir… pero desde luego no con la furgo.
Por cierto Albania está lleno de bunkers, aunque se dice que en la actualidad se usan de baños públicos…
¿U-lo Rober e maila Sandra? 